
No hay libro comparable a la palabra de Dios, ni los mejores escritores de todas las edades, aún llenando todo el cielo con tinta, podrían describir o llegar a alcanzar la magnificencia y perfección de la única palabra de Dios.
No hay libro más bendito que la palabra de Dios, la Biblia. Más aún lo que sale de ella es bueno; gracias a Dios ese es el caso que nos refiere hoy. Mis escritos no son santos, pero mi objetivo es ser sincero contigo, abrirte mi corazón —aunque me cueste, uuf, mucho—, y que Dios nos guíe a ambos y tenga la libertad, a través de su Espíritu y palabra, de obrar en nosotros.
Transformanos, moldeanos Dios. Necesitamos que tu Espíritu nos guíe y avive. Aviva tu obra entre los tiempos.
Dios les bendiga inconmensurablemente, aún más de lo que siempre da.
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